Robert Lewandowski llegó en busca de paz al Barcelona. Cuando el polaco, hijo predilecto de un país con poca tradición en la élite del fútbol, fichó por el Barça, su entorno le advirtió de que era hora de dejar de amargarse cuando las cosas se torcían. Había corrido toda la vida detrás de un gran contrato y la capital catalana se presentaba como ideal para cerrar su carrera. Sin embargo, no puede con su genio. Y, cuando se queda sin marcar, se enerva; con él mismo, pero también con el vestuario y el cuerpo técnico. “Ya sabemos cómo es. Cuando marca se le pasa”, minimiza un compañero azulgrana del exatacante del Bayern. El problema es que ya lleva seis partidos sin gritar un gol y este martes ante el Shakhtar Donetsk ni siquiera disparó a puerta. “Es un momento difícil para nosotros. Espero que lo superemos pronto. Ha sido duro, debemos volver a la normalidad rápidamente”, apuntó Lewandowski en la zona mixta del Volksparkstadion.

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