“¿Por qué estás aquí?”, pregunta un niño a los periodistas, que hacen fotografías en Rocafonda, un humilde barrio en Mataró (Barcelona). “¿Por qué crees?”, contesta uno de ellos. “Por Lamine”, resuelve, sonriente, antes de marcharse con su madre. No hacía mucho que había recibido un obsequio especial: una chaqueta del Barcelona. Fue la abuela de Lamine Yamal, vecina, quien se la regaló. Rocafonda, el barrio que vio crecer al joven futbolista —cumplirá 17 años este sábado—, estrella de La Masia del Barça y ahora la gran promesa de La Roja, era un barrio olvidado, apartado y estigmatizado.

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