Arrasado, humillado y goleado por un gran Benfica liderado por Di María salió el Atlético del mítico estadio Da Luz. Desfigurado bajo la caótica batuta de su entrenador. Ni con tres centrales, ni con defensa de cuatro, ni alterando la posición de los delanteros, ni agotando los cambios a la hora de juego logró el Atlético rematar a puerta. Un bochorno. Fueron cuatro goles los que encajó, pero pudieron ser media docena.

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