Envuelto en un chándal azul y ancho, Carlos Alcaraz departe en la sala de conferencias del Pala Alpitour dolido, aunque a sus 20 años mantiene el mismo espíritu autocrítico y constructivo que suele suceder a cada una de sus derrotas. Acaba de caer contra Alexander Zverev en su estreno en la Copa de Maestros, en una actuación que ha confirmado lo que se sospechaba antes de su debut: está mentalmente agotado. Anímicamente saturado. “No me he sentido bien a nivel tenístico, tengo que mejorar”, expresa delante de los periodistas tras el 6-7(3), 6-3 y 6-4 (en 2h 31) favorable al alemán, bicampeón del torneo. Y añade: “El año ha sido muy largo y muy exigente. Tengo que mejorar para llegar a este punto de la temporada en mejores condiciones, sobre todo a nivel mental. Probablemente se trata de cansancio [físico] y de cansancio mental, de estar sometido a una exigencia bastante alta durante tanto tiempo”.
