Isco, un jugador renacido para el fútbol, provocó un estallido de júbilo en el Benito Villamarín. En el minuto 95, dibujó un gran disparo para batir a Herrera y dar tres puntos de oro al Betis, que le acercan a Europa y que le hicieron aflorar una tremenda sonrisa en el rostro después de mucho sufrir ante un buen Osasuna. Fue el festivo colofón, en verdiblanco, de un choque donde los tres disparos a puerta, dos del Betis y uno de Osasuna, fueron goles. Un partido tenso, jugado por dos equipos fuertes, cada uno con su estilo, definido por la genialidad de un jugador que se ha pasado siete meses entrenando en solitario antes de fichar este verano por el Betis, donde se ha recuperado como un gran futbolista. Los andaluces han encontrado en el ex del Madrid a su estrella cuando nadie podía aventurar el regreso de un jugador que hace solo un año se estrelló en el Sevilla.

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