Más o menos fino con el balón, pragmático en el juego o retórico en la elaboración, seguro o blandengue en la zaga, el Girona no está dispuesto a bajarse de lo más alto de la tabla. Ahora, en solitario, a la espera de que el Real Madrid reciba al Rayo Vallecano este domingo. Titubeó, en cualquier caso, en Pamplona. Envalentonado por el siempre decisivo Budimir, Osasuna parecía que recuperaba la memoria, sobre todo después de remontar el 0-1 de Iván Martín. Nada de eso. En un partido eléctrico, en el que por momentos perdió el control del juego (nunca el balón), el Girona le enseñó toda su confianza a un dubitativo Osasuna. Y cuando El Sadar amagaba con volver a convertirse en un fortín, el cuadro catalán se lo llevó por delante. Esta vez, no fue vistoso. No le importó: la estrategia continúa en llamas. Es decir, el Girona sigue de fiesta en la Liga.