Un temporal de indignación vapuleó el VAR este sábado en Balaídos en el partido que enfrentó al Celta con el Sevilla y lo envió al piso. Donde las inclemencias meteorológicas no llegaron lo hizo la furia de la escuadra viguesa, que en lo que va de Liga acumula agravios varios en las decisiones arbitrales dentro y fuera del terreno de juego. La situación llegó al punto de que una delegación del club se trasladó hace menos de dos semanas a Madrid para mantener una reunión con Luis Medina Cantalejo, el mandamás arbitral. Pero pocas horas después de ese encuentro le anularon, de manera incomprensible, un gol decisivo en Girona. Entonces el VAR no apareció para advertir al árbitro de que había cometido un error clamoroso en un choque entre Gazzaniga y Dotor. “En noches como esta solo podemos decir: esta competición merece mucho más”, zanjó entonces el club a través de sus redes sociales, con el escudo celtista sobre un ennegrecido luto.

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