El Barça llegó a Arabia con dos problemas deportivos, ganarle al Athletic y resolver el caso Olmo. El primero lo resolvió ganando con autoridad y merecimiento. El segundo mutó en problema político y también lo ganó. Visto en perspectiva, el triunfo ante el Athletic fue mérito de los futbolistas que, con altibajos, están cumpliendo con profesionalidad sus obligaciones. El segundo mérito se lo atribuyó Laporta, que se le salió la cadena hasta tal punto que uno no sabe bien cuál de los ridículos prefiere en términos reputacionales: el de no lograr inscribir a Olmo y Pau Víctor, o el de los cortes de manga y los insultos para festejar el triunfo provisional. Si el Barça gana la Final es posible que Laporta entre a Barcelona bajo palio. Lo que sea capaz de hacer allí abajo nadie lo puede prever.

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