<strong>Dani Olmo </strong>puso fin en <strong>Vallecas </strong>a dos esperas paralelas que duraban ya casi 20 días. La primera, la suya. Con ganas de jugar, <strong>haciéndose fútbol encima mientras el trabajo en los despachos nunca era suficiente para inscribirle</strong>. La segunda, la de la afición del Barça, <strong>a la que le compraron un helado en pleno verano y le hicieron mirarlo sin poder darle un bocado</strong> mientras se derritía, temiendo incluso que se fuera a desperdiciar por completo. En una jugada creó más peligro que todo el equipo de Flick en el primer tiempo. En 45 minutos dejó claro a lo que ha venido. <strong>A ser el líder del actual líder.

Seguir leyendo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *