Subían cientos, miles de uruguayos por la Alameda de Recalde, en alegre manifestación camino de San Mamés, detrás de una pancarta: “Somos charrúas, garra y corazón”. Jugaba su selección en la Catedral, lo que no es novedad, porque se cumple un siglo de las dos primeras veces que lo hizo, allá por abril de 1924, camino de los Juegos Olímpicos que ganarían en París. Era la Uruguay que maravillaba con Andrade, Scarone o el gallego Cea. Ganó los dos partidos al Athletic de Pentland. Luego volvió otra vez, en 2003. Esta vez perdió, y se asoma de nuevo a San Mamés, ya van cuatro, y solo España ha jugado más partidos con su selección en Bilbao que los celestes.