“¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!”, grita John McEnroe durante la retransmisión, de madrugada, cuando Frances Tiafoe tiene ya el pase a las semifinales del US Open en la mano y, por tanto, el tenis estadounidense masculino contará, por fin, con un representante en la final del domingo; será Big Foe —beneficiado por los males físicos del búlgaro Grigor Dimitrov, retirado con 6-3, 6-7(5), 6-3 y 4-1 en su contra— o su compatriota Taylor Fritz, quien previamente, por la tarde, ha derribado al alemán Alexander Zverev. Pasan los años para este último (27) y sigue de vacío en los grandes, sin responder a esas enormes expectativas que cuando era un júnior y metía la cabeza en el circuito apuntaban que tal vez podía marcar una época; el siguiente elegido, aventuraban no pocos especialistas con fundamento, pues condimentos no le faltaban. De momento, en blanco. Y se sincera el gigantón de Hamburgo —vencido en la final de 2020— mientras la Arthur Ashe jalea al tenista local: “No he hecho nada para merecer la victoria”.
FEDERER Y LA “INCONSISTENCIA” DEL ‘CASO SINNER’: “EL TRATO, ESA ES LA CUESTIÓN”
Al estruendo de medianoche le precedió otro poco antes, cuando la realización de la pista enfocó a Roger Federer y el suizo, retirado desde hace dos años, apareció en los pantalones de la pista central. El genio se levantó y saludó. Antes, habló. Lo hizo en el programa Today (hoy), del canal NBC y abordó el espinoso tema que marcó el inicio del torneo. El caso Sinner.
“No es el tipo de noticia que nos gusta ver en nuestro deporte, independientemente de si hizo algo [dio un doble positivo por dopaje en Indian Wells, marzo] o no. O si lo hizo otro jugador. Es un ruido que no queremos”, expresó. “Es una situación complicada. Es la pesadilla de todo deportista”, continuó; “entiendo la frustración de otros, sobre si fue tratado igual que los demás. Aquí está el meollo de la cuestión”.
Y señala el de Basilea, de 43 años y campeón de 20 grandes: “Todos creemos que Jannik [número uno] no hizo nada, pero está la inconsistencia de no haber sido potencialmente sancionado al no estar cien por cien seguros de lo que estaba pasando. Ahí está la pregunta que necesita ser respondida”.
Pese a la detección del positivo, la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) determinó que no había existido voluntad de infringir la normativa por parte del jugador, en cuyos análisis apareció el rastro del clostebol, un esteroide anabólico. No obstante, durante el proceso de investigación el italiano (23 años) pudo continuar compitiendo.