Antes que Augusta, Saint Andrews. Por mucho que el Masters sea su jardín, el campo preferido de Tiger Woods es la pradera escocesa que desde este jueves acoge un 150º Open Británico para la historia. En la casa del golf se han citado los mejores golfistas del planeta en la lucha por una Jarra de Clarete más resplandeciente que nunca. Al cónclave no podía faltar el campeón de 15 grandes por mucho que a los 46 años le cruja la carrocería. Con cinco operaciones de espalda, cinco de rodilla y una pierna destrozada en un accidente de tráfico el año pasado, Tiger escribió otro milagro con su regreso en el último Masters. Pero en el quebrantahuesos de Augusta al mito le fallaron las piernas. El examen no estaba en su juego, sino en soportar cinco horas de caminata en una montaña rusa.

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