Radamel Falcao se despidió el miércoles de todos los jugadores del Lugones dándoles las gracias, uno por uno, después de marcarles dos tantos en la goleada por 0-6 del Rayo en la primera ronda de Copa. “¿Por qué nos da las gracias? Se las tendríamos que dar nosotros a él”, cuenta al otro lado del teléfono Jaime, central del equipo asturiano de Primera Regional, el único de los locales que no pudo quedarse después del partido al pincheo, para celebrar el acontecimiento de enfrentarse a un Primera, porque entraba a trabajar a las 15.30 en una gran cadena de pizzas.