En otras circunstancias, lo habitual sería que por estas fechas Rafael Nadal estuviera compitiendo sobre el asfalto de Nueva York. No es así, pero la ausencia no responde esta vez a una lesión, sino a una decisión propia. Tras renunciar a Wimbledon y competir en los Juegos Olímpicos de París, el tenista optó finalmente por descartar el grande estadounidense de este verano. “Estoy en una época distinta a la de hace tres, cuatro o cinco años. He tenido muchos problemas físicos y una operación de cadera importante. Me había marcado esta temporada como objetivo llegar hasta las Olimpiadas, y una vez terminadas era un tema de analizar cómo me sentía. Lo veía todo muy apretado, a cinco sets, pista dura… Era una decisión que tenía tomada”, expuso este lunes el deportista, de 38 años, durante una intervención en el programa El Hormiguero, de Antena 3.

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