El Barça ha solucionado con ocho goles en cuatro días una deuda de años después de humillar a sus dos enemigos naturales, equipos que le han amargado la vida en Europa y en la Liga, como son el Bayern y el Madrid. No tuvo piedad de los alemanes en un partido pletórico y dejó a los madridistas en fuera de juego ante el pasmo del Bernabéu. La sincronización y concentración defensiva de los azulgrana en la aplicación de una línea invisible, solo marcada por el linier y el Var, contrastó con la inopia de los zagueros del Madrid. Mendy quedó enganchado después que Vinicus y Mbappé se hubieran quedado repetidamente en el limbo y un partido equilibrado y vivo cayó descaradamente a favor del Barcelona.

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