Cómo sería de malo el partido del Madrid en Barcelona que hasta Bellingham jugó mal. <strong>Compareció un equipo sin filo, sin intención, pisando huevos. El primer tiempo fue de arrancarse los ojos. Dentro del tono mortecino del Clásico, el Barça se dedicó a administrar el regalito del primer gol y pudo golear en ese rato</strong>. No hacerlo le costó la vida. Porque después, en una segunda parte que tampoco fue nada del otro jueves, el Madrid completó otro de esos ejercicios de funambulismo que tanto gustan al personal. Hasta marcó un gol de churro.<strong> «Me encantan las remontadas», dijo Bellingham. Acostumbrado a ver desde su sofá cómo resucita un muerto, Jude protagonizó personalmente la película</strong>.
