Un cabezazo racial de Giménez cuando se cumplía el minuto 90 le dio al Atlético de Madrid una victoria tan necesaria como trabajada. Tuvo que reponerse el equipo de Simeone a un gol tempranero del Leipzig y después levantar el partido desde las entrañas. Sin tregua y subido de revoluciones pudo dar cuenta del atractivo equipo de Marco Rose. Probó pareja de ataque Simeone con Correa y Julián Alvarez, con Griezmann incrustado como tercer volante junto a Koke y De Paul. Tampoco esta vez alineó el Cholo al esperado tridente en el que Sorloth debe ejercer de vértice. La fórmula apuntaba a intentar aprovechar las concesiones del Leipzig en un partido que se presumía visceral en las transiciones. Y así fue de arranque. La pirotecnia la encendió el Leipzig a la mínima que tuvo campo para correr. Montó una contra por el carril del medio como continuación de un ataque bien ligado del Atlético. De Paul falló en el intento de filtrar un último pase en la media luna y desde ahí se lanzó el Leipzig a toda pastilla, con el gigante Sesko exhibiendo zancada a campo abierto por el medio. La vertiginosa contra la quiso cerrar Openda con un potente disparo cruzado que Oblak repelió. El manotazo del esloveno generó una pelota blanda que su compatriota Sesko remachó con la cabeza.