Fernando Alonso vive enjaulado por las limitaciones del monoplaza que conduce actualmente y con la inquietud de saber si seguirá afilado dentro de dos años, cuando entre en escena el nuevo reglamento técnico de la Fórmula 1. Su contrato, hasta el final de 2026, así lo contempla; habrá que ver si sus reflejos hacen justicia a ese compromiso. Será entonces cuando Aston Martin ponga en pista el primer prototipo que habrá nacido de los trazos del lápiz de Adrian Newey, el ingeniero más influyente en la historia moderna, que hace unos meses anunció su salida de Red Bull —con ellos puede celebrar este curso su octavo título— para unirse al fabricante que le cedía los coches a James Bond. Si el agente secreto con licencia para matar sirvió en su día para darle brillo a la marca británica, la promoción de la arista más extrema de la compañía la abandera Alonso por paradójico que pueda parecer tratándose del integrante más veterano de la parrilla actual. A sus 43 años, el español afronta este domingo, en México (a las 22.00 horas, Dazn) su gran premio número 400 en el Mundial, una cifra que le coloca, de lejos, como el piloto con más experiencia de siempre; en ese podio de honor le acompañan Kimi Raikkonen (353, ya retirado) y Lewis Hamilton (351, todavía en activo).

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