El Villarreal ganó el derbi en Mestalla, algo que no sucedía desde hacía siete años, y provocó un terremoto en el Valencia y su afición. La grada demostró su hartazgo con un equipo que lleva dos puntos en los cinco últimos partidos y que ha caído en picado sin que aparezcan soluciones en el banquillo. Lo cierto es que el submarino se adelantó en el marcador con un penalti al final de la primera parte que Alberola Rojas no debió señalar. El equipo de Marcelino, muy aplaudido en su regreso como también Parejo, jugó comodísimo en la segunda parte, y demostró por qué es un equipo Champions y lo quiere seguir siendo en la parte alta de la tabla. Con el pitido final, la bronca contra el césped, el palco y el banquillo fue de las que hacen época.

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