Jim Ratcliffe, caballero del Rey, promotor del Brexit, empresario petroquímico, el magnate providencial, el favorito de Downing Street para entrar en la dirección del Manchester United e imprimir un sello vernáculo en el club británico más internacional, asistió circunspecto desde el palco de Wembley al primer título de su era como copropietario. Ganar la Copa, y hacerlo contra el City, la potencia emergente de la ciudad, fue una doble obsesión para Ratcliffe. Su deseo se cumplió este sábado. Lo propició la intervención de Kobbie Mainoo, un chico de 19 años que ha roto con la inercia espesa y el pesimismo que envuelve al club y al equipo. El United juega a fogonazos cuando no se encierra a sobrevivir en su área. Le bastó con apenas dos o tres de esos chispazos en forma de contragolpe para llevarse la final ante un City que no superó la resaca tras conquistar la que pudo ser la Premier más reñida de la historia. El United, por su parte, octavo en la Premier, logró con la victoria en esta FA Cup su pase a la Europa League para la próxima temporada.