Bajo un sol abrasador, aguardaba Sevilla la llegada masiva del pelotón, allá donde refulgía la majestuosa Torre del Oro, donde se elevaba la imponente Maestranza y donde fluía con parsimonia el imperial río Guadalquivir, que refugiaba a varios barcos atracados, incluso una réplica del navío que valió para completar la vuelta al mundo por el marino Juan Sebastián Elcano. Por ahí llega la serpiente multicolor; por ahí arranca un puñado con pedaladas a lo Hulk; por ahí se desprenden hacia los costados los lanzadores; y por ahí se disputan el triunfo el elenco de los escogidos, los que se separan de su sombra. Son Groves (Alpecin), Britnner (DSM) y Van Aert (Visma). Pero solo el checo Pavel Bittner fue capaz de derretir al pelotón; el menos esperado, el que aclaró que con 21 años ya tiene un sitio entre los mejores hombres bala de la Vuelta.