Aún faltaban horas para que el Baxi Manresa disputara como local su segundo partido de la temporada en la Eurocup, la segunda competición del baloncesto continental, y Diego Ocampo, técnico del cuadro catalán, ingeniaba soluciones en las tripas del Nou Congost para mantener activa la mente de sus jugadores, presentes ya en los vestuarios a más de tres horas del pitido inicial. No es normal, apunta el entrenador orensano, llegar con semejante antelación a ningún pabellón en el baloncesto de élite. La excepcionalidad se entiende al tomar perspectiva más allá del plano deportivo y comprobar el nombre del rival, el Hapoel Jerusalén israelí, controlado por la familia Adelson, muy cercana al gobierno de Benjamin Netanyahu y contraria al reconocimiento del Estado palestino.

