Alexia Putellas nunca quiso ser un referente. Ni acabar convertida en una activista. “Es la gente la que te pone en ese lugar”, le contaba a Juan Irigoyen el pasado marzo. Antes del tsunami que tú ya sabes. Ella solo quería jugar a fútbol. Jugar en el Barça, a ser posible. Ganar. Ser mejor cada día. Ser la mejor. Sus objetivos, claro, como nos pasa a todos, han ido modulándose con el paso de los años. Y, a medida que cumplía unos, iba visualizando otros. Hasta que acabó convertida en La Reina. Y como toda buena historia que se precie, dejó de reinar, tocó fondo y con mucho trabajo y sacrificio persigue hoy de nuevo la corona. Que es redonda y de oro.