Menos de 48 horas después de eliminar a Minnesota, los Memphis Grizzlies recibían en el FedEx Forum a los Golden State Warriors para estrenar las semifinales de la Conferencia Oeste. Los visitantes, que llegaban con más descanso en las piernas tras arrollar a Denver en la primera ronda (4-1), tenían claro el plan de partido desde el principio: igualar la intensidad de los Grizzlies y minimizar el daño en las transiciones. Para ello surgió, como siempre, la figura de Draymond Green, pegamento de su equipo desde el primer título bajo las órdenes de Steve Kerr, allá por 2015.

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