Uno se da cuenta de que el Barça no se encuentra muy católico (construcción popular que nos remite a la buena salud física, mental y espiritual de cualquier persona o entidad) cuando lo ocurrido estos días con las monjas clarisas de Belorado y su autoproclamado duque imperial, el excomulgado Don Pablo de Rojas Sánchez y Franco, nos lleva a mapas mentales comunes en los que uno intercambia personajes de ambas tramas, la del club catalán y la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli (no confundir con el Sankt Pauli alemán, que es todo lo contrario), y las dos obras funcionan a la perfección con unos pequeños ajustes de nada.
