Luce el sol en Rimini. No es novedad. El paseo está vivo, las heladerías advierten de que el verano está a la vuelta de la esquina y las tumbonas de la playa empiezan a llenarse. A la hora de comer, la fritura mixta hace las delicias de los turistas mientras los locales vibran con un chaval del pueblo. Cuando llegan los postres y el ristretto a la mesa, Enea Bastianini, 24 años, aro de plata en el lóbulo izquierdo, el mismo aro de plata que hace años popularizó el ya retirado Valentino Rossi, sube a lo alto del podio. Ha ganado. Otra vez. Y se ha quedado con el personal. Otra vez.

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