La tarde que el Bernabéu aguardaba el primer gol de Mbappé con el Real Madrid, después de que hubiera marcado allí dos veces con el PSG, con Ronaldo en el palco, el que se estrenó fue Endrick, que también había anotado antes, pero con Brasil. La grada confió en el tanto del francés hasta su última carrera, mano a mano con el portero, con un partido asfixiante por fin abierto, y aunque no acertó le despidió en pie igualmente. Había sido una jornada trabajosa, con un Valladolid aguerrido, confiado a su aguante, que frustró durante muchos minutos al Real. Tanto, que solo pudieron abrirse paso con un misil de Valverde en una falta lejana.