Vallecas volvió a desnudar al grande. En el barrio hay que correr, jugar y sufrir para ganar, porque el Rayo es un equipo bien hecho que no regala nada. Ya lo sintió el Barça en sus carnes. Tropezó el Madrid, como en los tres años anteriores, dejando sensación de estancamiento, de involución. Con poca energía para rebelarse contra el pinchazo. No le sirve como excusa el mayor número de ocasiones que su rival, ni el penalti no pitado. Alargó las dudas de Anfield, subrayadas en Huijsen, y reincidió en algunos vicios de la pasada temporada. Como la tendencia a partirse en cuanto el rival busca la contra. El parón se va a hacer largo.  

wf_cms.rss.read_more

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *