Entre los empresarios y promotores que certificaron la llegada de la Copa del América a Barcelona, por allá a principios de 2022, corría la duda, más fantasía que ilusión, sobre si la competición podría contar con un equipo anfitrión. Pero cuando analizaron la viabilidad del proyecto cerraron rápidamente la carpeta. Necesitaban al menos unos 85 millones de euros para arrancar. Demasiado. Dos años y medio después, la competición más importante de vela del mundo arranca oficialmente este jueves sin una escuadra española (en categoría femenina y juvenil sí la habría, pero la duración es menor), lo que replantea cuál será la implicación de los ciudadanos y el nivel de seguimiento.

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