El 4 de agosto no solo arrancó una nueva temporada para el Real Madrid, sino también un proyecto cargado de ilusión, ambición y la esperanza de devolver al club a la cúspide del fútbol europeo. Bajo el mando de Xabi Alonso, el equipo comenzó a tejer una identidad propia, más proactiva y posicional, pero también flexible y adaptativa. Una idea futbolística que busca no solo ganar, sino hacerlo a través de un juego de toque, posesión dominante, presión alta y verticalidad para atacar los espacios con rapidez y precisión.
