Diego Pablo Simeone y sus futbolistas comenzaron a percibir la importancia de jugar el segundo partido de la eliminatoria en casa cuando el autobús abordó la avenida Luis Aragonés y en las cunetas no se apreciaba el fragor desbordado de miles de hinchas. Sin la épica de afrontar una remontada o de defender el resultado de la ida, la temperatura ambiental baja. Hubo ruido y bengalas, pero no se generó el ambiente inflamado de otras noches europeas. Sí lo hubo en cambio en las gradas, sobreexcitadas con el apabullante primer tiempo que ofreció su equipo. El segundo acto, en el que el Dortmund gobernó el encuentro y estrechó la eliminatoria con el gol de Haller también ratificó la trascendencia de jugar la vuelta en casa. El Atlético tendrá que sobrevivir a la caldera que será el Westfalenstadion. “Lo veo durísimo, fuerte, importante. Tenemos que estar preparados para lo que nos toque”, vaticinó Simeone. “Fue un rival duro, bueno. Hasta el minuto 60-70 tuvimos controlado el partido pero ellos juegan bien. Creo que los cambios le generaron un paso más en el partido y nosotros fuimos retrocediendo”, admitió el preparador argentino.

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