A la misma velocidad con la que se ha ganado un lugar en el Atlético sin dejar la más mínima duda a que pudiera haber sido aupado por su apellido, Giuliano deja rivales por el camino con arrancadas plenas de potencia y fe que le convierten en uno de los mayores argumentos de los rojiblancos. Aunque da vértigo ver cómo ha pasado de idolatrar a su padre a seguir sus pasos, el pequeño de los Simeone no tiene prisa, tampoco pausa, en su propósito de que el sueño que ya ha alcanzado siga creciendo sin barreras.

