
Sentado sobre un butacón de cuero del cuartel general del equipo español, Marcel Granollers (Barcelona, 39 años) viaja de un extremo a otro: de ese que ya queda lejos al presente feliz que sigue disfrutando de la mano de Horacio Zeballos, Cebolla, su compañero de correrías. Este año, ambos triunfaron en Roland Garros y el US Open, además de haber alcanzado la cima del circuito. El catalán, con tres Copas Davis en el expediente, lo saborea y lo reivindica: do-bles. “¿Por qué no?”. Tras no haber podido participar en toda la fase clasificatoria, su presencia resulta trascendental para que España, citada este jueves en los cuartos con la República Checa (10.00, Movistar+), apure sus opciones pese a la pérdida inesperada de Carlos Alcaraz.
DUELO NOSTÁLGICO EN LOS BANQUILLOS
En aquella época en la que Granollers logró ascender al top-20, el acceso se vendía caro y todavía más hacia el estrato superior. Ahí, clásicos como David Ferrer o Tomas Berdych, obligados a litigar con los tres gigantes y Andy Murray.
El español alcanzó el tercer peldaño del circuito y jugó la final de Roland Garros (2013). El checo la de Wimbledon (2010) y llegó a ser el cuatro. Dos competidores de pedigrí que hoy se reencontrarán desde otra posición: las sillas. Capitán uno y otro.
Durante su etapa como jugadores se enfrentaron 16 veces, con un reparto de 8-8. En la Copa Davis sucedió una vez, en 2012. El alicantino venció en Praga (6-2, 6-3 y 7-5), aunque los checos ganaron la eliminatoria (3-2) y finalmente se coronarían.
Previamente podían haberse topado, pero en la final de 2009 no llegaron a medirse. No obstante, Ferrer certificó el último punto del equipo español, muy superior (5-0) en el debroche del Palau Sant Jordi. Ese día se festejó la cuarta Ensaladera.
Por otra parte, la anfitriona, Italia, se impuso a Austria por 2-0 gracias a los triunfos de Matteo Berrettini (6-3 y 7-6(4) a Jurij Rodionov) y Flavio Cobolli (6-1 y 6-3 a Filip Misolic). De este modo, se unió como semifinalista a Bélgica, su rival el viernes.

