Marc Márquez ya puede dejar de contar. 1.043 días después, vuelve a ganar un gran premio de MotoGP después de desplegar su versión más dominante en el GP de Aragón, donde dejó al resto de la parrilla muy atrás. No es un triunfo cualquiera, ya que por rendimiento y sensaciones, se antoja como el punto y aparte definitivo que llevaba tiempo buscando. Atrás queda, por fin, su periplo de lesiones y aguda crisis deportiva, eterna para todo un ocho veces campeón del mundo. Más de cuatro años han pasado desde que se rompió el húmero derecho en el GP de España de 2020 y empezó su martirio, hundido entre quirófanos y la naturaleza indomable de la Honda.