El adiós de España al EuroBasket parecía cantado, pero no por esperado resultó menos descorazonador. Era difícil imaginarse una resurrección ante Grecia, una selección bien armada, con un estrellón NBA y que se jugaba el liderato, después de haberlo hecho tan rematadamente mal en el torneo. Y no hubo milagro, aunque la fe, el orgullo y los arrestos de la clase media de España, junto al descaro de sus dos chavales, estuvo a punto de obrar el resurgimiento. Pero la tumba estaba cavada y sus fallos desde el tiro libre al final fueron los clavos de su ataúd. Luto riguroso por el vigente campeón, que abandona el torneo a las primeras de cambio y por la puerta de atrás.

