El futbolista Saúl Ñíguez (Elche, Alicante, 1994) se ha convertido en unas pocas semanas en una de las referencias del Sevilla FC. El alicantino llegó este verano al club hispalense tras más de una década en las filas del Atlético de Madrid y, por la jerarquía ganada en su carrera, ya es uno de los capitanes. Han pasado 20 años desde que se calzase sus primeras botas. Un periodo en el que ha visto todas las facetas del fútbol, incluido las más controvertidas. Siendo un niño, conoció el bullying en el deporte. Aquellos episodios casi acaban con la ilusión de aquel chaval que soñaba con emular los pasos de su padre, Boria, mito del Elche CF de los años 80, y sus hermanos Jonathan y Aarón, que entonces comenzaban a poner un pie en el fútbol profesional. Hoy, Saúl pone el foco en combatir este tipo de acoso. “Es un problema muy importante en nuestra sociedad y no solo para los jóvenes. Los adultos tenemos que transformar nuestros valores para luego transmitirlos a nuestros hijos”, dice en el primer episodio de la segunda temporada del videopódcast LALIGA VS, un proyecto de LALIGA en colaboración con Prisa para erradicar el odio dentro y fuera de los estadios. La iniciativa forma parte de la plataforma LALIGA VS, que este año abre una nueva línea de actuación, LALIGA VS BULLYING, con la que, junto a los clubes, pretende combatir el acoso escolar fomentando valores como la unión, la deportividad o el compañerismo.
Un equipo no deja a nadie solo
Detectar y denunciar un caso de bullying no es fácil: solo un 10% de los niños ayudan a la víctima cuando presencian un acto de acoso escolar. Por ello, LALIGA y los clubes, que la temporada pasada se comprometieron activamente contra el racismo a través de su plataforma de comunicación LALIGA VS, sigue su camino con el propósito de erradicar otra lacra: el bullying. Así nace la plataforma LALIGA VS BULLYING, que pretende visibilizar un problema de la sociedad uniendo la fuerza de la entidad y los 42 clubes que pertenecen a LALIGA para utilizar el impacto que el fútbol tiene en la sociedad para provocar un cambio en los comportamientos. Este compromiso ha fraguado, entre otras iniciativas, en la campaña Un equipo no deja a nadie solo, lanzada justo al inicio del curso escolar para tratar de sensibilizar, educar y prevenir a millones de personas.