Mestalla es un misterio. Cada vez que abre sus puertas, entran decenas de miles de aficionados para llenar sus gradas. Casi 47.000 espectadores ante el Barcelona. Unos 44.000 frente al Villarreal. Como si el fútbol que les esperara fuera una fiesta y no un equipo venido a menos, famélico, desde que su propietario, Peter Lim, decidiera que iba a vender a cualquier jugador que adquiriera cierto valor en el mercado sin corresponder con una mínima inversión para equilibrar la plantilla. Las consecuencias deportivas no han tardado en llegar: el conjunto de Rubén Baraja es el colista de la Liga con solo un punto de 15 posibles. Superada ya la quinta jornada, el Valencia ha igualado su peor inicio liguero con ese mísero punto, como ya le ocurrió en la temporada 99-00, cuando logró un empate después de perder los cuatro primeros partidos.