Solo Kilian Jornet y su jaque permanente a la historia evitó que este sábado Kenia volviera a reinar en la Sierre-Zinal, la catedral del trail, una carrera hecha para sus fondistas de largas zancadas y corazones sin límite. La 51ª edición de la gran decana internacional, que une las dos localidades suizas que le dan nombre a través de un terreno casi siempre ascendente, pero sin grandes trampas técnicas, lleva al español, al gran tirano de su palmarés, a la agonía más absoluta, a un sprint sin cuartel para dar el portazo más cruel a Philemon Kiriago, el defensor del título, que se queda a 1,5 segundos, un suspiro tras 31 kilómetros y 2.200 metros de desnivel positivo. Para lograr su décima victoria tuvo que exprimir cada zancada en pleno asfalto, en la zona vallada, con cientos de espectadores deseando que el héroe llegara sano y salvo. Un esfuerzo que requirió batir, aunque fuera por un segundo, su propio record (2h25m34s) y firmar quizás el desenlace más ajustado de dos décadas de trayectoria.