La campeona de Europa ya está en ruta. El <strong>Pequeño Maracaná</strong> de Belgrado puso en órbita de nuevo al equipo que asombró en Alemania. Si alguien creía que la condición de doble campeón continental, de <strong>Eurocopa y Nations League</strong>, era un pasaporte a la comodidad ya tiene la respuesta. Serbia, orgullosa siempre por muy mal que parezca estar, se negó a levantar nunca la bandera blanca. El equipo de <strong>Stojkovic</strong> se parapetó atrás, ofreció un manual de resistencia y tuvo sus opciones de ganar.