Con 6-5 a su favor, set definitivo, a Paula Badosa le asalta la risa nerviosa. A continuación, la tenista se santigua antes de levantarse de la banqueta, en disposición de cerrar el partido, y acto seguido alza los brazos eufórica y celebra bien erguida en la Pista 8 del complejo de Roland Garros. Frente a la adversidad y a un desafío prácticamente a cara o cruz, el del azote de su espalda, orgullo. Mucho orgullo. Ha derrotado a Yulia Putintseva (4-6, 6-1 y 7-5, tras 2h 01m) gracias a su cuarta remontada en los cinco últimos partidos que ha disputado —dos en Roma y otros dos en París— y se retira hacia el vestuario feliz, firmando pelotas, regalando guiños y dibujando la v de la victoria cuando una aficionada le reclama para la foto.