Hasta aquí. No puede ser que a estas alturas sigamos hablando de la que montó Vinicius en el minuto 72 del Clásico. El mosqueo se vio en todas las pantallas del estadio porque fue imposible esconderlo. En el peor momento y en el peor lugar posible, desafiando la decisión de su entrenador en el Bernabéu, buscando que la afición le diera la mano y señalara al que decide. Después de una victoria tan grande, después de un golpe tan fuerte como el que dieron Xabi Alonso y sus jugadores, Vini el primero. Hablamos de Vinicius porque se lo buscó. No el cambio. Seguramente no mereció salir, y menos tan pronto, pero su numerito es intolerable. Es un gol que el Real Madrid no puede encajar así. Como el que Lamine Yamal le metió al Barcelona por todavía creer que lo que diga puede pasar desapercibido.

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