<strong>En el Real Madrid un empate es una crisis, un sabotaje a la felicidad, un guasap a destiempo</strong> y una paella con el arroz azul. Es todo tan feo que Mbappé está a punto de pedir hora en el gimnasio del <strong>Chelsea, un club que tiene tantos millones</strong> que hace lo que haría cualquiera de nosotros, malgastarlos sin parar.

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