Descalabrado y hecho trizas ante el Baskonia en el anterior encuentro, una paliza de difícil digestión, el Barça se sentó en el diván entre mensajes de autoayuda, concienciado en imponer borrón y cuenta nueva, una limpia urgente de cabeza. No fue el choque ante el Valencia el mejor reconstituyente, evidenciado una vez más que el azulgrana es un equipo de instantes, falto de muñeca y hasta de carácter, pero sí le sirvió como ungüento y tirita, atornillado de nuevo en la zona noble de Europa. Esa que también paladea el Baskonia, capaz de sumar su cuarta victoria seguida (81-88 ante el Asvel).