El miércoles, un amigo argentino de Ángel Correa asistió al entrenamiento del Atlético de Madrid en el Cerro del Espino de Majadahonda. El visitante quedó sorprendido de los riesgos que tomaba Jan Oblak en el juego con el pie, incluso cuando era presionado por los delanteros cerca de la línea de gol. La sobriedad y la prevención de riesgos con la pelota han marcado tanto la carrera del meta esloveno como la era de Simeone en el Atlético. Sin embargo, esa estampa del portero, con los centrales abiertos a derecha e izquierda para recibir su pase en corto y al pie, es la señal más inequívoca de la evolución progresiva del juego del Atlético, que esta noche (21.00, Movistar LaLiga) se mide a Las Palmas en el estadio Insular.
