El Girona no solo sabe jugar muy bien sino que ha aprendido también a ganar partidos difíciles como el de Vigo. Jugó como se exige a un líder acreditado y no provisional de la Liga. Marcó un gol precioso y las ocasiones que concedió fueron resueltas por el excelente portero Gazzaniga. El Celta se quedó a mitad de camino entre atacar y defender y una parte de la hinchada acabó por pedir la salida de Benítez. Los gallegos tenían la esperanza de que el Girona acusaría la eliminación de la Copa en Mallorca. Los rojiblancos, sin embargo, respondieron con un triunfo indiscutible que demuestra la confianza en su fútbol y la fe en el plan de Míchel. Aunque aparentemente no están pendientes del marcador, supieron liquidar también una cita con un solo gol de margen, 0-1.

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