En el año 2015, un tipo llamado Clive O’Connell, un abogado inglés canoso, con gafas negras de pasta, barba pulcramente afeitada, mejillas sonrosadas, camisa azul de lino y chaqueta negra de The North Face; un señor de mediana edad de aspecto cuidado al que confiarías tu divorcio y la custodia de tus hijos, se dirigió a una cámara de televisión al terminar un partido en Stamford Bridge y dijo que los aficionados del Liverpool eran “escoria”. Lo dijo con verdadera furia. Días después fue despedido de su trabajo por el arrebato ofensivo.