Endrick se muere por dentro. En silencio. La rabia y la frustración del que no entiende nada le están consumiendo poco a poco. Con el alta médica aprobada desde hace un mes, el joven brasileño vivió en el último Clásico en el Bernabéu uno de los golpes anímicos más duros desde que aterrizó en Madrid con 18 años y una maleta cargada de ilusión.

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