En París, de repente, un oasis: increíble pero cierto, sale el sol. Y ahí delante, en dos pistas contiguas del complejo Jean Bouin —a 500 metros escasos del complejo de Roland Garros—, Carlos Alcaraz y su rival de este martes en los cuartos de final (no antes de las 20.15, Eurosport) disfrutan del calorcito y se afanan en la volea durante sus respectivos entrenamientos, derecha-revés, derecha-revés, derecha-revés… “¡Una más!”, le pide el murciano a su hermano mayor, el fortachón Álvaro, quien bombea para que el número tres del mundo pula una última vez un golpe que, tal vez, pueda resultar determinante en el cruce contra el griego, al que ha derrotado las cinco veces que han medido sus fuerzas. La red, el territorio de los intrépidos, espacio diferencial; los espadachines afinan el florete. Se explica el de Atenas, y va de hermanos la historia. También de amor.

