El sol romano de media tarde alumbra a Novak Djokovic, feliz en el centro de la pista, lanzando corazones a la grada y alzando el puño victorioso. Con la sensación de que está exactamente donde quería estar a estas alturas. Después del esperpéntico episodio australiano de comienzos de año, de algún que otro revolcón a su regreso al circuito y de medio año sin levantar ningún título –no lo hacía desde el 7 de noviembre, en París-Bercy–, el número uno derrotó este domingo a Stefanos Tsitsipas en la final de Roma (6-0 y 7-6(5), en 1h 38m) y confirmó que llegará en un formidable estado de forma a Roland Garros, del 22 de mayo al 5 de junio.

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