Dani Olmo aterrizó en la Liga como si hubiera llegado de otro planeta. Venía de un gran equipo alemán y jugaba en la selección, pero solo cuando lo vimos en el Barça descubrimos la auténtica dimensión de su delicado y letal talento. Nos caímos tan tarde del guindo porque él se estuvo escondiendo y porque del fútbol vemos lo estridente y no lo obvio.

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